"Lameculos" (Crónicas diferentes)

Se va por la misma puerta de atrás, de la que entró treinta años hace. Refunfuñando, agrio, gris, divagando...¡qué se acabó de lamér culos, dice!. Alcalde triste que no súpo, quiso, conectar con el pueblo, soñaba con ser Lehendakari.

Socialista arrivista, perejíl de todas sus salsas, egocéntrico, de portadas diarias en sus periódicos, radio, televisión local, éra la alegria de la huerta. Novio en las bodas, recibia el agua bendita en los bautizos, se asemejaba a los muertos en los entierros...

Rey en las fiestas patronales, se dejaba querer por su corte de pazguatos que revoloteaban a su alrededor al olor a pastel...él, los contemplaba sonriente cómo si fuese una princesa, un niño malcriado en dias de casqueta.

Amigo de sus amigos qué los hízo más ricos con sus obras y construcciones, mientras se desgañitaba con los ciudadanos de los barrios, qué le exigian, le pedian un parque público, un w.c, un parking, un lugar de ocio para el mejor amigo del hombre. Donde el bullicio, el acotamiento de terreno público lo vendia al mejor postor, en beneficio propio o de sus más próximos.

Alcalde insolente, despreocupado de todo lo que no fuera su entorno más cercano, enemigo cruel y vengativo, muy temido, mentiroso, qué llenó la ciudad de cemento y parkins, donde sus promesas de vivienda pública para los mas y menos jovenes, apenas llegaron a un par de cientos y probablemente designadas a gentes de su partido, a dedo para sus amigos.

¿A quién lamia el culo? ¿a los poderosos del cemento que encarecieron la vivienda, siendo las más caras de Europa?. Incapaz en treinta años de hacer una estación de autobuses, trenes, qué la ciudadania reclama a gritos...ahora que todo se ha acabado para él, divaga, balbucea a todo aquél que lo quiera escuchar, decír, no sé qué del Ave...de torres en la Isla. Luis