La Bella " sueca " de París (Crónicas Diferentes)
Todo comenzó una Semana Grande de hace muchísimos años en San Sebastián. Eran tiempos de pequeñas y primeras escaramuzas donde imberbes barbilampiños, íbamos de ligones imitando a los mayores, de lo que por entonces estaba de moda en Donostia,,, " las suecas ".
Qué curioso y emotivos son a veces algunos recuerdos cuando hoy al recordarlo, se me aglomeran en el estómago una especie de danza, algo así como mariposas revoloteándome que me siguen disparando la adrenalina de aquéllos catorce quince años y cuando cierro los ojos, aún me veo bailando en aquellas verbenas del Bule. Éste, pletórico de gentes, de Semana Grande, de olor a pólvora, de música, de "suecas" de amigos, y yo bailando con Minouche.
Miradas furtivas de quinceañeros, guiños, aspavimentos, todo valía para demostrar a los más mayores que nosotros también podíamos, que sabíamos de " suecas " y de lo qué nos echaran, por cierto ella era francesa, (aunque para nosotros eran todas suecas, era la moda). En mi francés nulo, qué más bien hablando me asemejaba más a un sordomudo, a un mono, con ése desparpajo que a muchos les da la edad, fue una Semana Grande que me quedó grabada para toda la vida.
Qué delicia al recordar aquél encuentro, aquella mirada que me paralizó, aquél pelito corto (a lo Seán Seberg ) fue como un trallazo... aquéllos ojos esmeralda marrón claro me clavaron al mirarlos por primera vez... lo curioso, la vida misma, a todos nos gustó Minouche.... alguno de los mayores, depredadores, se adelantó, otros después, el caso que ella no concedió ningún baile, yo la observaba ruborizado y aunque me daba la vuelta, sentía que sus bellos ojos y su carita respingona acariciaban mi nuca, la verdad que no me equivoque. Mientras Minouche me comía con sus ojos, me incitaba, yo paralizado incapaz de mover los pies...ocurrió.
No recuerdo si Machín o Ádamo con una de aquellas maravillosas canciones de amor, en mitad de aquel trecho que nos separaba, me encontré en los brazos de aquella niña mujer. Imposible describir tal gozo, me apretó tan fuerte aquél cachito de amor, que hasta los pocos pelos de las exilas se me erizaron, ni que decir de la entrepierna, que solamente le faltó echar lava de la combustión como subió.
Fue un momento de ésos que raramente se olvidan, como si con tan poca juventud, lo esperásemos toda una vida. Maravilloso verano en mi ciudad amada, con el primer amor de mi vida entre mis brazos, que poco apoco, instintivamente, logramos acondicionar para gocé de nuestros cuerpos, sentidnos cómodos y por primera vez pegar nuestros rostros y exhalarnos el jadeo de nuestras bocas, como dos enamorados, buscando sin buscar nuestros labios y besarlos, sin saberlos besar.
No hicimos más que mirarnos aquella noche, bailando, besándonos, las horas volaron y cuando la música se acabó, sabía que Minouche se encontraba con sus padres en un hotel de Donostia y al día siguiente nos veríamos en el mismo sitio.
Día largo, de nervios, esperando acabasen los fuegos para ir al Bule, a las doce en el mismo árbol pegado al quiosko....No sé quién llegó el primero porqué allí nos encontramos los dos, felices, temblorosos
La llamaba Minou, me gustaba más, ella me decía algo, de gatito pequeño... Creo que aquél verano no hubo cicerone mejor que yo, siempre sonriente maravillada de nuestra bella Donostia, no hacia mas que pronunciar su nombre acariciando mis labios, a sus quince años me dijo que aquello era el Paraíso.
Playas, montes, verbenas y del Paseo Nuevo, también conoció lugares emblemáticos de enamorados como, Igueldo, Sagües, detrás del Kursal, Puente de Hierro, aunque siempre terminábamos descalzos en Ondarreta.... días de sueños, embelesados, sudorosos, tiernos como los primeros frutos del verano.
Paris, Monmartre cinco años mas tarde, paseando, evocando cómo no, aquél amor que desapareció de mi vida. Y pregunté, me volví loco, me dijeron que habían vuelto a Francia.
Ahora estoy de paso contemplando su bella ciudad y todas las chicas me parecen Minou...me salen las lagrimas, las agradezco, lloro como esos pequeños nanos, soy feliz de que pueda estar muy cerca de ella... gracias Ciudad de la Luz por traerme tan gratos recuerdos. Luis
Precioso recuerdo y me alegro que te haga feliz... ¿Algunas faltillas...? Pero no quitas fuerza a ese recuerdo, felicidades
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